ALCALÁ Y CAU HOMENAJEAN AL RUGBY AMATEUR

Las camisetas eran de modernas marcas, el terreno de césped artificial, el agua de los vestuarios estaba templada y un magnífico bar a pie de campo esperaba a los jugadores con cerveza fría y comida caliente. Pero esta vez los palos de la vieja ULA sonrieron y se torcieron para ver el partido. Esta vez se vivió el auténtico espíritu del rugby amateur en Alcalá. «Esto es el rugby amateur tios, esto son doce tios partiendose la cara por cada uno de los que están al lado, y allí esperan otros doce porque no han podido venir más. Es muy fácil jugar al rugby siendo quince o en División de Honor, pero esto es el rugby tios, esto es el Rugby amateur, esto es quienes somos».

La charla, con la premisa de que no fue grabada ni apuntada y que algo se pudo perder, fue así. Corta e intensa pero con un Alfredo que hablando desde el corazón supo imprimir a sus compañeros todo el coraje para salir a jugar a este deporte, a ganar o a perder pero a disfrutarlo un sábado más de sus vidas.

Debutantes veteranos como Gil o noveles como Roy. Veteranos curtidos en mil batallas como Vasco, Gallego, Brigada, Punky y Harpo o jugadores de divisiónes superiores como Quique, Leo o el propio Alfredo. Otros para los que es tal orgullo vestir esta camiseta que pocos pueden superarles en eso como Alex y Jon.

Esos doce, contra otros doce del CAU, hicieron de nuevo grande a este deporte sin ni siquiera saberlo. Un árbitro del club local, porque no vino el oficial, dos aperturas finos que la ponían donde querían en el saque de centro pero que a la hora de placar se vieron en el bar. El día lluvioso mil balones al suelo y dos delanteras que se negaban a pactar las melés. Hasta hubo sus más y sus menos, para que nos vamos a engañar, pero esto también es como tiene que ser, sin llegar la sangre al río pero sin dar un paso atrás ante el rival.

Y el público. Pues el público, una vez se marcharon a vestuarios los del primer equipo, fueron tres señoras por el conjunto visitante, dos jugadores lesionados por el local y un par de colegas de uno de los que estaba en el campo. 7 u 8 personas que fueron testigos de un rugby amateur que nunca debe perderse, a pesar del césped artifical, las camisetas modernas y los balones de laboratorio.

El resultado fue 44-12 para los de casa. Pero esta vez si que de verdad no importa el resultado. Importan los 24 jugadores que pelearon en el campo no por un partido si no para demostrar que este deporte, en su versión más auténtica, no puede morir jamás.

QUE GANAS TENGO DE VOLVER A JUGAR A ESTE DEPORTE CON MI HERMANO Y MIS AMIGOS

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